Consumo ilimitado de internet: Niños y niñas frente a la pantalla

Estudios de caso en Los Ríos reflejan baja supervisión de adultos.
Según una publicación de Cepal y Unicef, en Chile, el 76% de los menores de edad se conecta desde sus hogares.

En la sociedad de consumo actual, no concebimos nuestra vida sin el uso cotidiano de las Tecnologías de la información y la Comunicación, las llamadas TICs, esas que nos permiten estar “conectados” con el resto de los cibernautas dando señales de vida desde algún punto geográfico perfectamente ubicado al ciberespacio. Esa conexión cotidiana y constante de los y las usuarias de este sistema de tecnologías es transversal a clase social y grupos etarios, con sus respectivas brechas, claro está, sin embargo, la disminución en los precios de la telefonía móvil y la posibilidad de mayores volúmenes de descarga de datos, permiten un mayor acceso.

Es esta vorágine del avance tecnológico y de cada vez mayor acceso a internet el que permite que nuestros niños y niñas se críen en compañía de una y mil pantallas a través del uso diario de diversos dispositivos desde smartphones, tablets, notebooks, computadores y smarthTVs. Realidad que plantea un importante desafío familiar e institucional por parte de las políticas públicas en cuanto a la vigilancia y orientación sobre los mensajes hipermediados que nuestros niños y niñas reciben desde cada una de las pantallas que mantenemos en nuestros hogares.

Según la VII Encuesta de Acceso, Usos y Usuarios de Internet, realizada por Ipsos Chile para la Subsecretaría de Telecomunicaciones en febrero de 2016; el 71,6% de los hogares chilenos cuenta con internet, una realidad que ha aumentado en 5 puntos porcentuales por año desde 2013 y que marca la tendencia creciente en el uso de internet por parte de las familias chilenas. En el caso de la región de Los Ríos esta medición arroja un 62% de acceso a este servicio.

De este acceso, el 89,9% corresponde a conexión mediante dispositivos móviles, ya sean estos celulares smartphone o tablets, superando a la conexión de tipo Banda Ancha Fija, de hecho esta misma encuesta señala que el teléfono móvil es el dispositivo con mayor número en los hogares, con un promedio de 2,6 por sobre los otros dispositivos que tienden a ser de uso compartido como los computadores fijos y portátiles. Uso que ha aumentado en 10 puntos si se comparan los datos obtenidos entre 2015 y 2013, un aumento destacado también en zonas rurales llegando al 36,6% el grupo que logra el acceso sólo mediante este tipo de conexión.

Con esta amplia cobertura de internet, la gran mayoría de las familias chilenas tienen un acceso ilimitado a un sinfín de contenidos de diversa índole, cuyos espectadores no sólo son los adultos, sino que también nuestros niños y niñas. Un consumo de internet deliberado por el mercado al que los más pequeños y pequeñas están expuestos desde tempranas edades con todas las consecuencias que aquello implica.

Niños, niñas y consumo de internet

¿Cómo y con qué frecuencia utilizan internet los más pequeños? ¿Qué control existe sobre este acceso? Son algunas de las interrogantes que buscó responder el estudio “Usos de Tecnologías de la Información y Comunicación en primer ciclo básico” realizado en la Escuela María Alvarado Garay de la comuna de Panguipulli, Región de los Ríos, por la periodista Denisse Mardones durante el 2012 para su tesis de grado.

El trabajo consistió en evaluar el uso de internet por parte de 58 escolares de entre 6 a 8 años pertenecientes a primero y segundo básico de esta Escuela de Panguipulli. Según la publicación, el valor del estudio radicó en describir un caso real con datos que permitieron analizar las habilidades que poseen los escolares más pequeños con respecto a la informática, los contenidos que frecuentan, el control en el acceso tanto desde la escuela como desde el hogar y las diferencias de utilización que ambos entornos implican.

Entre las conclusiones, con respecto al nivel de control para acceder a estos recursos, se sostuvo que no existe un real control por parte de los padres hacia el acceso de los niños al computador e Internet, ya que éstos les permiten un uso en solitario o con una escasa supervisión. Así mismo, para las y los niños el poder ingresar al computador de manera libre y sin horarios es considerado un premio a sus buenas notas y disciplina. Según Luis Cárcamo Ulloa, docente del Instituto de Comunicación Social de la Universidad Austral de Chile, y profesor patrocinante de esta Tesis, esta realidad no se aleja mucho de lo que ocurría con quienes vivieron su niñez en la era de la televisión: “Cuando en mi generación, hablo de los años 80, volvíamos del colegio a la casa, lo que hacíamos era ver el único canal de televisión que teníamos en casa sin supervisión de mis padres. En el fondo, los padres le encargan a los medios de comunicación, en su momento la televisión y ahora el internet, el entretenimiento y el acompañamiento de los niños y niñas para que no se aburran, muchas veces puede ser que estos se queden solos en casa y lo más simple, sin caer en prejuicios, es dejar conectado al niño a la televisión o al computador, y además ellos lo piden, no es que los padres se lo impongan, lo que es resultado de distintas variables culturales y de consumo de medios. Para Cárcamo uno de los valores de este estudio tiene que ver con el cómo los niños llegan a internet, “Si revisamos los resultados de ese estudio, lo interesante es que los niños y niñas declaran que aprendieron solos a usar internet, explorando solos o imitando, mirando cómo lo hacía un adulto; un hermano mayor o los papás. No necesitaron que se les enseñara a usar internet para navegar, entonces pese a ser una tecnología más compleja que la televisión para nivel usuario, igualmente los niños lo aprenden solos, eso también hace que sea fácil para los padres, el desengancharse de mirar qué están haciendo los niños a la hora que están conectados a internet, si lo resuelven solos están más tranquilos”.

Si bien el fenómeno que se da frente al acceso que antes existía sobre la televisión es similar al que existe hoy frente al internet, existe una diferencia crucial que se relaciona con la gran diversidad de contenidos a los que los niños y niñas están expuestos al conectarse a la red, “Los riesgos se multiplican por mil o por millones, efectivamente, en el caso de la televisión aun cuando los padres tengan contratado cable, los contenidos que allí se ven son medianamente controlados, no va haber pornografía por ejemplo, ni existirá interacción desde el otro lado de la pantalla, a diferencia del internet que ofrece contenido indiscriminadamente a la vez que ofrece interacción indiscriminada también, un niño puede tener una cuenta de Facebook y chatear con desconocidos desde allí, y que los papás no estén enterados de que eso sucede, y evidentemente eso es muy distinto a lo que ocurría con la televisión; la posibilidad de interactuar con otros”, según afirmó Cárcamo.

Si bien, actualmente, el consumo de medios es distinto, más amplio e indiscriminado, de todas formas sigue cumpliendo el mismo rol social que cumplía la televisión en Chile en antaño, al respecto Luis Cárcamo agrega que también varía dependiendo de los contextos, “Por ejemplo el contexto de ese estudio realizado por la periodista Denisse Mardones era de la comuna de Panguipulli, lo que es muy distinto si hablamos de Valdivia y más distinto aún si hablamos de Santiago, si pensamos que los papás vuelven a las 9 de la noche y que los niños llegan antes a la casa, y están solos, mediada esta realidad por el sistema laboral y de producción capitalista, ni siquiera existe el espacio para que los padres puedan estar junto a sus hijos y realizar este acto de acompañamiento”.

Consumo Hipermediado

Según el docente del Instituto de Comunicación Social de la Universidad Austral de Chile, existe una construcción del consumo medial distinta a la de generaciones pasadas, ya que los niños de hoy consumen medios de forma parcelada y desde varias fuentes a la vez. Ello, entendiendo que además estos mensajes son hipermediales, es decir, entregados de forma simultánea, a través de diversos códigos: textual, visual gráfica, sonora y audiovisual, información con la que, además, el receptor interactúa.

Según las conclusiones que arrojó la tesis de pregrado denominada “Influencia de contenidos televisivos y de internet en el vocabulario y conducta de niños de 4to básico de dos establecimientos escolares de Valdivia”, realizada por las estudiantes de Periodismo Patricia Belmar y Camila Neira durante el 2016, y en la que Luis Cárcamo también fue profesor patrocinante; la actividad que más realizan los escolares testeados después de la jornada estudiantil es utilizar dispositivos tecnológicos con internet. Se realizaron encuestas y entrevistas a estudiantes de dos colegios, uno particular subvencionado y otro municipal. En el caso del Colegio particular subvencionado un 81% escogió esta opción para responder a la pregunta ¿Qué es lo que más te gusta hacer después del colegio? Misma respuesta que fue mayoritaria en los estudiantes de la Escuela Municipal, con un 72%. Para el mismo estudio y ante la pregunta: ¿Qué haces cuando navegas por internet? Los estudiantes de ambos establecimientos educacionales encuestados respondieron, respectivamente, con 53% y 52% de las preferencias, seguir a algún youtuber, mientras que el 16% del Colegio Particular Subvencionado y el 23% de los estudiantes de la Escuela Municipal prefieren mirar series o películas.

En cuanto al uso de la televisión, las cifras son alarmantes ya que comprueban, según indica el mismo estudio, que más de la mitad de los niños tiene una gran exposición a la televisión, incluso en horarios que no son adecuados. Ello, ya que un 52% de estudiantes de 4° básico del Colegio Particular Subvencionado marcó que podrían ver televisión regularmente hasta las 22 y 23 horas u otro horario de la noche. Lo mismo ocurre con la escuela municipal, donde un 58% marcó exactamente las mismas opciones.

Tesis que además analizó, a través de entrevistas a un grupo muestreal de cada cuarto básico, la influencia que este uso de internet y televisión tiene en el lenguaje de los pequeños y pequeñas, concluyendo que los niños amplían su vocabulario modificando ciertas palabras con sinónimos que no son propios de Chile ni menos utilizados en el sur del país; reemplazando palabras como bebida y ampolleta por gaseosa y bombilla, respectivamente, por dar sólo dos ejemplos. Lo que si bien no pone de manifiesto una consecuencia negativa, en este caso, del uso de internet, si establece su influencia directa.

Contexto latinoamericano

Según la publicación “Los derechos de la infancia en la era de Internet. América Latina y las nuevas tecnologías”, realizado por profesionales de la Cepal y Unicef en 2015, a nivel regional el hogar (49%) y la escuela (46%) son los principales lugares donde niños y niñas acceden a Internet. Si es la casa o la escuela depende del país; por ejemplo, en Brasil, Colombia y Perú el sistema educacional constituye el principal punto de acceso. Chile y Uruguay lideran con un 76% y un 82% de los niños, niñas y adolescentes que se conectan a Internet desde sus hogares, respectivamente. Estos dos países, también lideran otras cifras, como la posesión de móviles entre menores de edad con más de un 90% de penetración, en el primer caso el 25% accede a Internet a través de ellos, cifra que disminuye a 15% en los niños y niñas uruguayas.

En base a estas evidencias, tenemos que el mundo digital continuará expandiéndose y que nuestros niños y niñas continuarán no sólo expuestos a los diversos contenidos de internet, sino que seguirán, en un futuro próximo y mucho más que ahora, siendo parte de esta web 2.0 en que no sólo tienen acceso a cierta información, sino que además pueden autoproducirla y difundirla ilimitadamente.

En este sentido, es que el profesor Luis Cárcamo del Instituto de Comunicación Social de la Universidad Austral De Chile, recomienda a los padres, educadores y responsables de niños y niñas en general, que el uso de internet sea un tema más dentro de la conversación familiar, “La única posibilidad es educar a los niños y niñas sobre internet, darse el tiempo para acompañarlos en un inicio sobre su proceso de navegación y estar permanentemente conversando sobre lo que hicieron en internet, porque estar encima de ellos es imposible, hay algunas herramientas para ejercer control parental de los contenidos y cerrar ciertas páginas, pero es una tarea titánica establecer qué páginas no ver, entonces es mejor conversar con los niños y niñas sobré qué sitios visitan… En cuanto a las redes sociales, los niños debieran tener conciencia de los riesgos de usarlas, desde no hablar con desconocidos hasta el efecto burbuja que generan las noticias publicadas en la red, informaciones que van configurando una cierta realidad, donde los algoritmos de facebook ofrecen los contenidos que a ellos y a sus amigos les simpatizan y que no corresponden a la realidad, por lo que es importante educarlos sobre eso y acompañarlos, nada puede reemplazar la conversación sobre qué sitios está visitando, por qué le gusta Soy Germán o por qué prefiere a ElRubius; ningún control parental va a ser mejor que esa conversación”.

Claro está que el avance del internet no se agotará; aquello es innegable, lo crucial es que este consumo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y el uso de dispositivos con acceso a internet no excluya el recrearse con otra variada gama de actividades que la niñez requiere para alcanzar un desarrollo pleno y feliz.

Por ello, se vuelve una tarea impostergable lograr que la relación entre niños, niñas e internet no sea una actividad en solitario, durante las horas de ocio, sino que sea un proceso acompañado e informado, así evitamos de paso que continúe siendo una herramienta más de control social que el sistema de consumo imponga sobre la crianza, mediado por publicidad, venta de productos y personajes cibernéticos. Informarnos a cerca de sus gustos y preferencias a la hora de elegir la pantalla, saber qué les gusta mirar y por qué, para así guiarlos y educarlos frente a estos contenidos, no es cosa de niños; es, sin duda, un asunto de adultos.

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